¡Salud gran campeón!

Fue en la octava etapa del Tour de Francia cuando Christopher Froome (Sky) se vistió de amarillo por primera vez en la edición centenaria de la Grande Boucle. Desde entonces, el británico de 28 años no soltó el liderato, y ayer se paseó en los Campos Elíseos, viendo como París se rendía a sus pies.Ganó en Ax 3 Domaines, sus coequiperos lo dejaron solo en Bagnères de Bigorre y supo defenderse contra todos, en la contrarreloj individual en Saint-Michel fue un avión. Puso su firma en una jornada mítica en Mont Ventoux y se impuso en la cronoescalada entre Embrun y Chorges.Su superioridad fue tan marcada que por un momento se le llegó a comparar con Lance Armstrong, algo que en un principio le pareció un honor, por la leyenda que marcó, pero que luego, tuvo que frenar en seco antes de que siguieran creciendo los rumores sobre un posible dopaje.Froome es el ciclista que acudió con más frecuencia a los controles y fue claro en remarcar la diferencia con el texano: 'yo no soy un tramposo y yo no me dopo'.Después de que el nuevo campeón del Tour explotó y puso las cartas sobre la mesa en el segundo día de descanso, la última y más dura semana de carrera fue más llevadera, pero también complicada, porque volvió a verse como el maillot jaune (amarillo) también sufría y hasta hace un par de días, padeció de un bajonazo de azúcar.'Ha sido un combate cada día, con el viento, la lluvia, la montaña, días buenos y malos. El equipo ha estado bajo...

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