Una Selección mimada

Amado Hidalgo

hidalgo.amado36@gmail.com

Esta Selección ya no es la misma. Aquella, la que viajó al Mundial con cartel de Cenicienta no la queremos ver, la desconocemos. Por eso el conformismo hay que erradicarlo.

La atmósfera que se respira a su alrededor es diferente. Hay un aire de confianza a lo interno y que irradia sensaciones a lo externo, como si ese Mundial lo hubiésemos jugado todos.

La cita contra Paraguay fue la prueba. No solo llegaron 28 mil aficionados, sino que lo hicieron con una empatía casi reverencial hacia los jugadores. ¡Y cómo no!. Querían ver a un Navas que nunca habían visto, al galáctico, al que entrena todos los días junto a Ronaldo, recibe en su casa a James Rodríguez, hace comerciales con Ramos, Bale y Benzemá, y al que más de la mitad del madridismo quiere en la portería.

Deseaban redescubrir a aquellos ídolos de su club que se marcharon a Europa, con cara asustada, pero que volaron alto, como sus sueños, y que sobrevivieron al frío nórdico, al idioma extraño y al ritmo intenso del nuevo mundo. A esa legión que nutrió a la Sele de Pinto y que maravilló al planeta por nivel y atrevimiento.

Esta vez no hubo silbidos para Junior, la mayor sorpresa mundialista, ni reproches para Bryan por no alcanzar el nivel europeo, ni reclamos al Saborío que medio país solía...

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