Desde la tribuna: Cuando el exasistente supera al DT

Eduardo Baldares

eduardo.baldares@nacion.com

Ha de ser difícil vivir eclipsado bajo una gran sombra, densa, mediática, querida y hasta añorada. Pero tratar de moverse de las tinieblas a la luz encendiendo no lámparas, sino dudas, pinta para toda una epopeya.

Ante ese tránsito oscuro, difícil y espinoso, en busca del propio reconocimiento, se enfrenta el exasistente a la hora de llenar (o pretender llenar) los zapatos grandes de un seleccionador exitoso, carismático, que se fue contra el clamor popular.

Las dudas se espesan si los números, fríos, mas nunca mentirosos, arrojan cáscaras sobre el camino del exasistente, como serían un sonoro fracaso en segunda división y otro paso en falso, quizás más grave, en la máxima categoría. Resbalones como esos sacian el apetito criticón de los detractores, máxime si el aspirante a seleccionador es joven y su palmarés discreto.

¿Cuenta la trayectoria del novato estratega como exfutbolista? Ganaría puntos si se atavió de embajador como legionario (aunque su carrera se viese truncada por las lesiones). ¿Cuán brillante fue?¿Dónde jugó?¿Qué logros tuvo? Sobre su formación como técnico, habría que preguntar dónde estudió y cuáles fueron sus calificaciones.

Tómese en cuenta el factor continuidad, el simple hecho de estar ahí, a la sombra del timonel anterior, succionando sabiduría, alimentándose de la...

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