Desde la tribuna: Óscar Ramírez a la Selección Nacional

Periodista eduardo.baldares@nacion.com

Si ayer la estrategia camino a Brasil 2014 fue poner asistentes jóvenes y prometedores, para que aprendiesen del DT consumado, hoy, rumbo a Rusia 2018, se impone la táctica inversa: nombrar asistentes experimentados, para apoyar al novel seleccionador, Paulo César Wanchope.

Chope tiene bagaje internacional, tanto por su dilatada trayectoria como jugador en la Sele y clubes de Inglaterra, España, Argentina, Japón, Catar y Estados Unidos, como por sus estudios en Gran Bretaña. Además, tuvo la bendición de aprender a la par de un maestro de la táctica, Jorge Luis Pinto, durante todo el proceso anterior. Aporta continuidad.

Pero le falta comer zacate desde la zona técnica. Carece de esa experiencia que solo da haber dirigido muchos, muchos partidos, clásicos, semifinales, finales, encuentros contra clubes mejor constituidos del exterior, grandes victorias y dolorosas derrotas.

De primero en la lista de posibles asistentes visualizamos a Óscar Ramírez. Tiene un perfil bajo, es humilde, parece incomodarle ser centro de atención. De asistente, puede dejarse el bigote como le plazca, vestir lo que le dé la gana y, si quiere, no se peina.

Ramírez ha disputado seis finales de campeonato nacional como DT, de las cuales ganó cinco, siempre al mando de la Liga. Sabe bien la función de asistente, porque fue el brazo derecho de Hernán...

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