La valía de las lágrimas de un toro de 19 años

Rachid Chirino fue la figura de San Carlos, el eje de la remontada frente a Carmelita, pero también la llama de ilusión para soñar con un campeonato; fue la ambición hecha futbolista que despertó a sus compañeros y los impulsó a dejarse al liderato del Clausura 2019.El primer puesto no solo da el derecho a cerrar en casa la semifinal y una posible final, sino le garantiza la presencia en una gran final si no logra amarrar el cetro en los cuatro partidos que se avecinan.Rachid fue el hombre que Luis Marín llamó para renovar su ofensiva cuando todo se derrumbaba, cuando caía del primero al tercer puesto y recibía un serio golpe a su confianza para la etapa más vital del torneo. Un juvenil de 1,72 m, quien se dedica en las noches a cursar sus estudios en el Cindea (Centro Integrado de Educación de Adultos) de San Carlos.Con un lenguaje sencillo y pocas palabras, no expresa en comunicación verbal toda la alegría que refleja el brillo de sus ojos, también sus lágrimas y la sonrisa que se le dibuja en una cara que es una copia a la de su hermano mayor y jugador del Saprissa, Randy Chirino.Todavía con sus pupilas humedecidas por su anotación, la que significó asegurar el liderato al marcar el 2 a 1 frente a los verdolagas, el hábil ariete acepta que conseguir su primer gol en la máxima categoría es cumplir una meta personal, pero ahora no quiere detener su crecimiento.. Sueña con mucho más."Gracias a Dios se me dio la oportunidad, pude hacer un gol importante. Ahora hay que pensar en estas finales que vienen. Lo que viví ahora significa mucho porque mis padres han hecho grandes sacrificios por verme aquí, ellos me han ido a dejar...

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