Un yodito en el Mercado Central

Camina por el Mercado Central de San José a sus anchas, saludando a trameros y a clientes por igual.Difícilmente podría pasar inadvertido: su metro noventa y cuatro de estatura, unido al hecho de ser dueño de una de las cafeterías más visitadas por extranjeros y nacionales en ese lugar, hacen de Esteban Brenes un tipo muy conocido.La comercialización de café es para él una vieja tradición familiar. Su bisabuelo, más tarde su abuelo y luego su tío y su padre, han estado vinculados a la compra de café, a su tueste y molienda para ser vendido en pequeños negocios en el centro de la capital.Junto con el café, venden otros productos: horchata, pinolillo, cebada y, por supuesto, el maní y semillas secas. Estos últimos productos son la línea principal de otro negocio familiar llamado El Tostador y motivo de la creación de Nueces Industriales.Particularmente, su abuelo, Humberto Brenes, comenzó a tostar el maní aprovechando la máquina donde tostaba el café. A los clientes que compraban el kilo del café les daba una ' feria' de maní con cáscara.'Mi abuelo vio una oportunidad de negocio, se especializó en el maní con cáscara para acompañar la comercialización del café porque, como todo producto de la canasta básica, el café es de baja utilidad', relató Brenes en una cálida conversación que mantuvo con EF sentados en una de las bancas de Café Central.¿En qué momento entró al negocio?En el 2000 vengo al Mercado Central a hacerme cargo de un puesto de venta de café y semillas llamado Café Moka. Más tarde, en el 2005 abrí esta cafetería (llamada Café Central) enfocada en la atención de café servido, pues había muchos clientes que querían sentarse un rato, tomarse un buen café y de paso comerse algo.¿Café Moka conserva la tradición de vender maní y semillas?Es parte complementaria de la comercialización del café tostado o molido pero, contrario a los otros negocios situados alrededor del mercado, el café representa un 65% del total de ventas.¿Café Central se enfocó en ofrecer cafés gourmet?En el 2002 veo la posibilidad de vender café superior para los turistas. Se me ocurrió introducir el caracolillo de vieja tradición en el país.'Esta variedad, en sus inicios, no calificaba para exportación porque los alemanes, que eran los grandes compradores del café tico, no les gustaba. Pero es delicioso porque crece como un solo grano: la ramita de café al final de su crecimiento recibe todo el sol y lluvia, por eso adopta un buen sabor. Este café se quedaba para el consumo...

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