De populismos, rupturismo e izquierdas.

AutorUrcuyo Fournier, Constantino
CargoDesarrollo global
Páginas239(19)

INTRODUCCIÓN

Tras la llegada de Hugo Chávez al poder, el ascenso de Lula en Brasil y la victoria de Bachelet en Chile se empezó a indicar que América Latina daba un giro a la izquierda. Con fundamento, algunos sectores académicos rechazaron esta caracterización, pues tras la palabra izquierda se ocultaban diversas izquierdas y las izquierdas de hoy no son las mismas del pasado.

Otros vieron el fenómeno desde una perspectiva normativa y clasificaron los procesos acudiendo a la perspectiva de la buena y de la mala izquierda (Castañeda) (1) o al enfoque de la izquierda pragmática contra la izquierda religiosa (Villalobos) (2).

Para este exguerrillero del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) la diferencia entre ambas izquierdas reside en que:

"La democracia resultó de la lucha de la izquierda, pero esta última apenas se inicia como fuerza política permanente y viene de un largo período de exclusión, exilio, cárcel, montaña, clandestinidad y calle, sus debilidades son lógicas y su principal reto ahora es madurar y aprender a gobernar. Las ideas de la izquierda religiosa son creencias, mitos, cielos, infiernos, tabúes, dogmas, santos y demonios que derivan en un proyecto populista dirigido al alma y a las emociones. La religiosidad se fortaleció como respuesta al igualmente religioso 'anticomunismo"' (3)

Más adelante, Villalobos señala que: "El paso del fusil a la rosa (...) resulta complicado, porque el autoritarismo obligó a que ortodoxia y pragmatismo convivieran. La izquierda pragmática intenta ser terrenal, planteando hacer lo posible ahora, en vez de lo imposible nunca." (4)

La tarea de los pragmáticos es complicada, pues

"(....), por un lado deben enfrentar a los conservadores de derecha reinventando programas y gobernando con eficiencia, y por otro deben cuidar su discurso frente a los conservadores de izquierda. Lo primero les demanda velocidad y soltura y lo segundo, lentitud y rigidez. Interesados en generar emociones, los religiosos proponen un populismo que ofrece resolver problemas de forma inmediata, absoluta y perfecta. Esto contrasta con el realismo que enseña que en política sólo se pueden lograr resultados graduales, relativos e imperfectos ..." (5)

Villalobos ubica el fondo de las diferencias en torno a las relaciones entre democracia y mercado de la siguiente manera:

"El debate es sobre la democracia y el mercado, (pero), los religiosos no lo reconocen y lo que hacen es instrumentalizar la democracia para sabotear el mercado sin creer en ninguna de las dos cosas. (...) La izquierda realista, por otro lado, quiere financiar la lucha contra la pobreza, pero haciendo crecer la economía; quiere gobernar y resolver problemas en vez de vengarse y aumentarlos; quiere convertir el pragmatismo en la defensa inteligente de los principios y quiere derrotar el egoísmo, pero sin reprimirlo, porque sólo así la solidaridad y la equidad se volverán valores sociales universales. En síntesis, la izquierda realista lucha por dejar de ser eterna oposición resolviendo el problema de la pobreza desde el poder, mientras la izquierda religiosa reza, llora y se queja porque otros no la resuelven".

¿NUEVA IZQUIERDA 0 VARIAS IZQUIERDAS?

En algunos medios se caracterizó a los nuevos actores electorales y gubernamentales como la nueva izquierda, borrando toda continuidad con el pasado con la vieja izquierda, sepultada supuestamente con el fin de la Guerra Fría. Desde otra óptica, algunos han querido caracterizar el cambio político regional como una erupción de populismo radical (Ropp) (6), o como una vuelta a las épocas del nacional populismo peronista de los años 50 y 60 del siglo pasado.

Los triunfos electorales de 2005 y 2006 (Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Venezuela), así como los buenos resultados electorales de Humala en Perú y López Obrador en México han intensificado el cambio de los sistemas políticos latinoamericanos en su conjunto y han llevado al abandono de las categorizaciones basadas en el populismo o en la dicotomía religiosidad/pragmatismo, dadas las diferencias nacionales y subregionales.

Más que en distinciones de tipo ideológico, lo importante sería analizar estas izquierdas de acuerdo con sus orígenes sociopolíticos, según hayan surgido: de partidos preexistentes a las reformas neoliberales y a las dictaduras o de partidos y de movimientos sociales nuevos, o de carácter mixto (7).

La izquierda que gira hacia el centro generalmente surge de partidos con existencia previa, pero también presenta diferencias entre sí. Existe una rama con antecedentes marxistas (Chile, Brasil, Uruguay) y otra con orígenes nacional populistas (Argentina y Perú).

La izquierda rupturista se origina tanto en partidos como de movimientos sociales nuevos que surgieron, tanto del colapso de antiguos sistemas de partidos (Venezuela) como de movilizaciones sociales generadas al calor de la ola democrática y del rechazo a las reformas neoliberales. Esta izquierda puede adquirir carácter radical socialista (Venezuela, Bolivia), pero también puede caracterizarse según la procedencia de su dinámica: desde arriba, impulsada por un líder carismático (Chávez) o desde abajo, por movimientos sociales como el MAS boliviano. Estas caracterizaciones no son ociosas, pues condicionan la evolución política posterior de estas fuerzas, una fuerte legitimidad carismática ha sostenido a Hugo Chávez en el poder por una década, mientras que la dualidad del MAS boliviano ha puesto en aprietos al régimen de Morales (8).

Del populismo bolivariano al socialismo del siglo XXI

Luego de presentar el avance de la izquierda radical como envuelto en el nacionalismo continental de la patria grande bolivaria na, Chávez y luego Correa y Morales han tomado con diversos matices la vía del socialismo.

El abandono de la retórica de la revolución bolivariana y la adopción de la meta del socialismo del siglo XXI marcan un hito en la aceleración del proceso venezolano hacia metas rupturistas, lo que impide apreciar el fenómeno desde la perspectiva del populismo tradicional.

La revolución bolivariana es definida inicialmente como:

"..un proceso de transformación caracterizado por cuatro macrodinámicas: 1. la revolución antiimperialista; 2. la revolución democrática-burguesa; 3. la contrarrevolución neoliberah 4. la pretensión de llegar a una sociedad socialista del siglo XXI. Cada una de esas dinámicas es un frente de guerra en el cual la Revolución puede triunfar o ser derrotada. La dinámica antiimperialista es antagónica a la Doctrina Monroe y los intereses imperialistas de la Unión Europea. La dinámica democrática-burguesa es antagónica a la dinámica neoliberal. porque significa: a) la construcción de un Estado de Derecho g, b) el desarrollo de las Fuerzas Productivas(....)., el llamado "desarrollo endógeno" del bolivarianismo no es nada nuevo ni representa ningún misterio teórico. Fue inventado por los ingleses hace 200 años y copiado, por su éxito, por los alemanes, japoneses, tigres asiáticos y ahora China. Resaltando diferentes facetas, se le ha llamado desarrollismo, cepalismo, sustitución de importaciones, economía social de mercado, socialismo espiritual (Arévalo) o keynesianismo. Se trata de una economía de mercado, orientada g dinamizada por el Estado corporativo en el pasado, y actualmente por un Estado más democrático. En el Tercer Mundo contemporáneo, esta es la única vía de desarrollo económico posible para un proyecto popular. Es el mal menor frente al neoliberalismo. Con el desarrollismo democrático regional hay posibilidad de escapar al subdesarrollo. Con el neoliberalismo, el destino es África. Una tercera vía no existe. Para el socialismo no hay condiciones objetivas en este momento. Hay que desarrollarlas en consonancia con el desarrollismo democrático." (9)

Los bolivarianos no estaban por la ruptura revolucionaria, sin embargo, poco a poco se fueron inclinando por la opción socialista

Dietrich define el punto de llegada, el socialismo del siglo XXI, como:

"... una civilización cualitativamente distinta a la civilización burguesa. ¿Distinta en qué. En su institucionalidad. De ahí, que ser revolucionario significa hoy día luchar por sustituir la institucionalidad del status quo, es decir: 1. la economía de mercado por la economía de valor democráticamente planeada; 2. el Estado clasista por una administración de asuntos públicos al servicio de las maryorías y, 3. la democracia plutocrática por la democracia directa.

Este es el Nuevo Progecto Histórico de las Mayorías de la Sociedad Global que llamamos Socialismo del Siglo XXI o Democracia participativa. La conquista de estas instituciones es la guía estratégica de la lucha. La fase de transición es la transformación del status quo a la luz de esa guía estratégica." (10)

La repetición de la consigna socialista por parte de Rafael Correa y Evo Morales revela la dimensión regional del proceso ideo lógico, pero ubica también el panorama desde una perspectiva que rebasa las definiciones del populismo (11) y sitúan la discusión política en el campo de la confrontación ideológica y el cambio de régimen sociopolítico.

El anticapitalismo y el antiimperialismo vuelven a hacer irrupción en la escena política, así como viejas discusiones con nuevos ropajes en torno a las vías de la revolución y a su contenido.

PREGUNTAS NECESARIAS

Este panorama obliga a plantearse las nuevas realidades. ¿Hay una nueva izquierda en América Latina, o se trata del resurgimiento de la vieja izquierda adaptada a las nuevas realidades, (globalización)? ¿Siguen siendo las mismas sus referencias conceptuales o, por el contrario, han cambiado? ¿Que pasó con el fin de la Guerra Fría? ¿Desapareció, se recicló, se ocultó o simplemente hibernó la izquierda esperando una nueva oportunidad histórica?

Es importante plantearse primero las diferencias y similitudes entre el momento anterior y el actual, luego es necesario recurrir al análisis de la diversidad de los procesos de "izquierdización" para establecer los...

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