Determinantes socioeconomicos del consumo en los estratos mas altos de Costa Rica.

AutorHern
CargoEconom
Páginas153(14)

INTRODUCCIÓN

La literatura económica sobre los determinantes del ingreso y el consumo es vasta y detallada. No obstante, el enfoque convencional ha estado orientado primordialmente a la medición de la pobreza, como lo demuestra el desarrollo de diversas metodologías, dentro de las que se encuentran la comparación del ingreso con respecto a una línea mínima (línea de pobreza), el cumplimiento o no de ciertas necesidades básicas (necesidades insatisfechas) o la imposibilidad de desarrollar capacidades sociales (Sen, 1983). En este sentido, se presta especial importancia a la carencia de recursos, capacidades y posibilidades que experimentan dichos hogares. Sin embargo, se insiste poco en cuáles son las capacidades y potencialidades que ostentan los individuos en los estratos sociales más altos, y cuáles son las posibilidades reales que tienen los individuos pobres (de acuerdo con alguna de las anteriores metodologías) y de clase media, de mejorar su posición a lo largo de la distribución de ingreso o consumo. Este hecho es importante, ya que como lo demuestran una gran cantidad de estudios, el bienestar de los individuos no sólo depende de su posición absoluta, sino de su posición relativa con respecto a sus pares, con respecto a los miembros de otros estratos y con respecto a sí mismos en el pasado (Dusenberry, 1949; Runciman, 1996).

Así, si las posibilidades de movilidad social son escasas para los individuos que ocupan los estratos bajos, se genera un fuerte descontento social que deriva en otros problemas conexos como la delincuencia ola violencia intra-familiar. Por ejemplo, si para alcanzar los estratos más altos un individuo debe adquirir un acervo de capital humano mucho más elevado al que posee, pertenecer a un sector económico específico, estar en cierto rango de edad, y residir en una determinada región geográfica, las aspiraciones de ascenso se encuentran circunscritas a un grupo muy reducido dentro de los estratos medios y son casi nulas para cualquier individuo en los estratos bajos.

Ahora bien, gran cantidad de estudios señalan la educación como el principal factor de movilidad social (vg., Glewwe y Jacobi, 2004). Sin embargo, esto parece cierto para pasar de estratos bajos a estratos medios, pero no garantiza per se la transición hacia la cúspide de la distribución de consumo. De hecho, tal como se demuestra en Zúñiga et. al (2006) para el caso de Costa Rica, la educación tiene rendimientos marginales decrecientes en la capacidad adquisitiva de los individuos, y por lo tanto de las familias. En particular, es posible describir a la clase media como un grupo educado y relativamente homogéneo, en contraposición con la heterogeneidad que presentan los individuos en el último 5% de la distribución de consumo, por ejemplo.

De acuerdo con lo anterior, la correcta identificación de las características que poseen los individuos en los estratos más altos es importante para analizar no sólo cuáles son las variables que aseguran el éxito económico y cuáles son los grupos que tienen real acceso a ellas, sino también para orientar las políticas públicas en aras de lograr una mayor igualdad social --lo que de acuerdo con la evolución del coeficiente de Gini en Costa Rica no se ha dado en los últimos años (XII Informe Estado de la Nación, 2007).

El presente trabajo utiliza la Encuesta de Ingresos y Gastos 2004, recogida por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), para implementar un modelo de regresión logit ordenador (1) que permita aislar las principales variables socioeconómicas que determinan la posición que ocupan los individuos con respecto a la distribución de consumo en nuestro país. El artículo se organiza de la siguiente manera: la sección II realiza una revisión de la literatura sobre los factores que determinan el consumo, y su relación con la felicidad subjetiva. La sección III presenta las principales hipótesis relacionadas con los componentes del consumo y los aspectos metodológicos de su estimación, mientras que la sección IV presenta sus principales resultados. Por último, la sección V concluye.

REVISIÓN DE LA LITERATURA

En esta sección se pasa revista sobre la literatura relacionada con los determinantes del ingreso y el consumo, para luego realizar un vínculo con la reciente literatura sobre el bienestar subjetivo. Aunque para el presente estudio no es posible realizar un análisis comparativo entre estas dos variables, se presentan los principales resultados encontrados por esta nueva vertiente literaria, con el objeto de sugerir posibles extensiones del trabajo para futuras investigaciones.

La mayoría de la literatura realiza el análisis de los componentes del consumo --e ingreso-- utilizando como unidad de estudio a los hogares y no a los individuos, debido a que algunas variables de interés como el acceso a servicios públicos, pertenencia a un determinado grupo étnico, tenencia de vivienda propia, entre otras, son más propias de los hogares que de las personas. En este sentido, la practica convencional ha sido incorporar como variables explicativas del consumo de los hogares, la edad y el género del jefe --así como de otros miembros--, la educación del jefe y su cónyuge, los activos que posee el hogar --tanto financieros como físicos--, la infraestructura de la zona en la que reside el hogar, entre otros (Appleton, 1995). En el presente trabajo se tomarán solamente las variables sociodemográficas del hogar, dejando de lado aquellas relacionadas con el ingreso y los activos financieros.

Una de las variables típicas que se introducen en este tipo de modelos es el tamaño del hogar, bajo el supuesto de que un hogar con un mayor número de miembros disminuye el consumo per cápita. De esta manera, se concluye normalmente que las personas que viven en hogares grandes --y generalmente más jóvenes--, son típicamente más pobres. En la última década ha habido un gran debate en relación con este aspecto, en aras de distinguir cuál es la causa y cuál el efecto en esta intricada correlación. La relevancia de este asunto radica en que, dependiendo de la posición que se asuma, así se diseñarán las distintas medidas de política relacionadas con el papel de la población en el desarrollo y en los programas para combatir la pobreza (vg., transferencias sociales, programas de vivienda, entre otros).

No obstante, la existencia de economías de escala en el consumo de los hogares sugiere precaución con respecto a la conclusión de que familias más numerosas tienden a ser más pobres. Esto por cuanto si bien los hogares pobres tienden a gastar una alta proporción de su ingreso en bienes rivales como la alimentación, igualmente comparten el uso de ciertos bienes --enseres, utensilios y electrodomésticos--, lo que disminuye el costo por persona para un estándar de vida dado (Lanjouw y Ravallion, 1995).

Por su parte, la condición migratoria del jefe de hogar y su cónyuge son tomados en cuenta bajo el supuesto de que, generalmente, los individuos en esta situación poseen bajos niveles de educación, y por lo tanto, cuentan con menores probabilidades de encontrar trabajos con altas remuneraciones. El caso de la migración nicaragüense a Costa Rica es un claro ejemplo de ello.

Otras variables demográficas que se consideran son la zona y la región en la que reside el hogar, ya que se supone que los hogares en las zonas rurales tienen menor acceso a bienes y servicios públicos (educación, salud, telecomunicaciones); tienen una mayor dependencia de actividades del sector primario --las cuales producen poco valor agregado, y por ende, pagan salarios menos competitivos-- y poseen otras variables idiosincrásicas, como hogares numerosos y jóvenes, que reducen el consumo per cápita.

Por último, algunos autores incluyen el sector económico en el que labora el jefe de hogar, debido a que el nivel de remuneración para un individuo con las mismas capacidades varía dependiendo de si éste se encuentra ocupado en sectores dinámicos o estancados de la economía - sector servicios frente al sector agroindustrial para el caso de Costa Rica, por ejemplo.

Si bien la literatura señala grosso modo los potenciales factores explicativos del consumo, esta lista no es completa y exclusiva, sino que depende en gran medida del entorno socioeconómico del país en el que se desarrolla el estudio, y de la pericia del investigador.

Ahora bien, no todas las variables que afectan el consumo lo hacen de igual forma para el bienestar de las personas. Es por ello que la reciente literatura económica se ha enfocado en el análisis de los factores que inciden sobre el bienestar subjetivo reportado por los individuos, y no solamente sobre su nivel de consumo. La mayoría de estas investigaciones han estado orientadas hacia la estimación de funciones de felicidad, en la que la felicidad --reportada subjetivamente sobre una escala ordinal o cardinal-- es la variable dependiente, y varias características socioeconómicas del hogar o el individuo --básicamente las mismas que se utilizan para explicar el consumo-- se introducen como regresores.

Dentro de los principales hallazgos de estos estudios se encuentra que la felicidad aumenta con el ingreso (consumo) absoluto pero no proporcionalmente y a una tasa decreciente. Se ha demostrado que el consumo y la felicidad se encuentran positivamente correlacionados en análisis de datos de panel pero no en series de tiempo. Así, en Estados Unidos y Japón el ingreso real per cápita ha aumentado en el tiempo, pero el promedio de la medida de felicidad ha permanecido constante (Kingdon y Knight, 2005). Una explicación para lo anterior se encuentra en el hecho de que las aspiraciones se ajustan paulatinamente al nivel de ingreso, y a que la felicidad varía positivamente con el ingreso, pero negativamente con las aspiraciones (Easterlin, 2001).

Segundo, la felicidad depende del ingreso relativo, definido sobre el grupo de referencia o el tiempo de referencia que la persona tenga en mente (Kingdon y Knight...

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