El modelo-pais en la constitucion politica y en unas pocas leyes superiores: marco referencial para lograr una mejor investigacion academica y un real desarrollo nacional.

AutorSegura, Johnny Meo
CargoReport
Páginas51(41)

ÍNDICE DE CONTENIDO MOTIVACIÓN. ¿Por qué un marco referencial interdisciplinario para comprender el desarrollo nacional? EL PAÍS QUE TENEMOS EL PAÍS QUE DEBÍAMOS TENER. ¿Se requiere cambio de Constitución para lograrlo? Un modelo integral para interpretar el país que tenemos y el que debíamos tener El modelo de país que debíamos tener: los derechos constitucionales del habitante El Estado unitario y eficaz en la concepción constitucional y en la exigible praxis cotidiana Políticas públicas como movilizadoras y delimitantes del desarrollo nacional La teoría nacional: los procesos de política pública, desde ofIPLAN 1976 fiscalización integral de la gestión pública y social Los logros inmediatos a estimular por todo académico producto de un mero cambio de visión analítica-interpretativa sobre cómo enseñar e investigar para hacer FUNCIONAR MUCHO MÁS EFICAZMENTE EL ACTUAL SISTEMA POLITICO e institucional costarricense. Más allá de los Estudios Generales LAS BASES CONCEPTUALES PARA ACORDAR UNA ESTRATEGIA DE DESARROLLO NACIONAL VIABLE PARA EL LARGO PLAZO Los macroconceptos de nuevo cuño a dominar y aplicar en la investigación, en la docencia y en la acción social universitaria Sistema político e institucional El proceso político-administrativo Políticas públicas: dirección política Sectores de actividad y regiones de desarrollo Planificación pública por sectores y regiones un marco sociopolítico y normativo tanto global como instrumental para lograr una verdadera modernización administrativa-institucional Conceptos e instrumentos para un efectivo desempeño gerencial público Control político y fiscalización del desempeño institucional MOTIVACIÓN. ¿Por qué un marco referencial interdisciplinario para comprender el desarrollo nacional?

Desde hace poco más de tres décadas el suscrito investigador ha tenido la preocupación de contribuir a sensibilizar a académicos, analistas y profesionales en cuanto a la necesidad intelectual y metodológica de reconocer, para efectos de un mucho mejor trabajo de investigación teórica o aplicada y de docencia, pero también de praxis profesional y laboral, la existencia de un marco referencial superior de país vía, o en la forma de, los derechos del habitante, mas también de unas pocas pautas superiores existentes para el excelente gobierno, que nadie parece reconocer en ninguna disciplina social, natural ni básica.

No reconocerlo, contribuido a que prevalezcan los análisis unilaterales disciplinarios sobre los problemas del país al igual que el diseño de propuestas de soluciones desarticuladas, inclusive dentro de un mismo campo según su grado de complejidad fenomenológica --como en ambiente, por ejemplo, y en lucha contra la pobreza, en los que hay tantos subcampos o materias distintas involucradas--. Peor aun, ello ha contribuido a un continuo divorcio comunicativo entre campos o áreas del conocimiento.

Tal marco referencial superior, se configura de manera clara tanto en la Constitución Política vigente desde 1949 como en un conjunto de leyes superiores que ordenan de manera precisa, por un lado, a) los procesos y prácticas de dirección, planificación y presupuesto públicos, o sea de gestión política e institucional --esenciales para un desempeño eficaz de instituciones e individuos públicos y civiles en el cumplimiento de sus misiones legalmente definidas-- y por otro lado, b) los procesos y prácticas en análisis y diseños de políticas, estrategias, programas y acciones propiamente sustantivas en todos los campos del desarrollo nacional, trátese de ambiente, agricultura, industria, turismo, educación, salud, lucha contra la pobreza, etc.

Esa aspiración intelectual y cívica la hemos plasmado en infinidad de textos y publicaciones de diversa índole dentro y fuera de esta universidad, donde hemos ejercido docencia durante treinta años e investigación en los últimos seis años. Pero, ello no ha sido suficiente para materializar en la praxis de los procesos públicos y políticos nacionales esa aspiración tan personal como necesaria.

Somos claros sobre los alcances del compromiso que el Estatuto Orgánico impone a quienes trabajamos en la universidad de Costa Rica en docencia e investigación, sobre todo sus artículos 3, 4 y 6.

Artículo 3: "El propósito de la Universidad de Costa Rica es obtener las transformaciones que la sociedad necesita para el logro del bien común, mediante una política dirigida a la consecución de una verdadera justicia social, del desarrollo integral, de la libertad plena y de la total independencia de nuestro pueblo".

El anterior enunciado doctrinario se refuerza con el del artículo 4: "Para este propósito, la Universidad estimulará la formación de una conciencia creativa, crítica y objetiva en los miembros de la comunidad costarricense, que permita a los sectores populares participar eficazmente en los diversos procesos de la actividad nacional".

Y para contextualizar mejor la naturaleza del compromiso de la universidad, conviene referir el artículo 6, en particular su inciso a): "Contribuir al progreso de las ciencias, las artes, las humanidades y la técnica, reafirmando su interrelación y aplicándolas al conocimiento de la realidad costarricense", y el b) "Estudiar los problemas de la comunidad y participar en proyectos tendientes al pleno desarrollo de los recursos humanos, en función de un plan integral destinado a formar un régimen social justo, que elimine las causas que producen la ignorancia y la miseria, así como a evitar la indebida explotación de los recursos del país".

Y, está el inciso h): "Formar profesionales en todos los campos del saber capaces de transformar, provechosamente para el país, las fuerzas productivas de la sociedad costarricense y de crear conciencia crítica en torno a los problemas de la dependencia y del subdesarrollo".

Si la Universidad misma no ha podido concretar en la praxis la interdisciplinariedad que el Estatuto Orgánico predica en éstas y otras normas, entonces es lógico entender que su labor investigativa no haya, por rica que sea, impactado aun al país en términos de marcos referenciales, estrategias de desarrollo de nuevo cuño o prácticas profesionales de sus miles de graduados, que convenzan sobre las bondades --más allá del enunciado escrito-- de una formación precisamente interdisciplinaria y de los beneficios de ésta en lo que habría de ser el descubrimiento y aplicación operativa y eficaz de enfoques, estrategias, instrumentos, técnicas y prácticas aplicadas para lograr un mejor conocimiento del fenómeno de desarrollo nacional y los requerimientos de una conducción efectiva del mismo. Y sobre todo: sin depender exclusivamente para ello, como ocurre en tanta carrera, de teoría foránea plasmada en libros escritos sobre problemas y soluciones en otras naciones, normalmente de cultura política muy distinta a la costarricense y a la latinoamericana pero que tanto académico extrapola con pasmosa facilidad o sencillez como si se tratara de literatura sobre problemas nacionales.

No importa de cuál disciplina un graduado profesional sea, es nuestra tesis que éste debe adquirir la capacidad de interlocución y de indagación en equipo o con visión unitaria e integral paralelamente a otros profesionales de otras disciplinas para la indispensable comprensión integral del fenómeno de desarrollo del país en cualquier campo de actividad: en ambiente como tal y en los subsectores que lo constituyen, igual que en materia social --políticas universales y políticas selectivas de combate a la pobreza--, en lo económico --sea agricultura, industria, comercio, turismo-- y en lo político propiamente pues este factor tiene que ver con las condicionalidades que sobre el desempeño de individuos, instituciones y grupos ejerce el sistema político a partir de las estructuras y dinámicas de representación y participación del ciudadano vía grupos, partidos políticos o individuos como tales.

Cuando leemos frecuentes planteamientos de especialistas de todas estas disciplinas, trátese de estudios particulares de muchos de ellos o de un programa electoral de cualquier partido político al que han contribuido, y más dramáticamente aun de cualquier Plan Nacional de Desarrollo incluido el de la presente Administración 2006-2010, es fácil constatar la fragmentación conceptual, orgánica y operativa entre sí de quienes han redactado las distintas partes. También pensamos en lo difícil que resulta, para quienes tienen que darle cierta unidad conceptual y de estilo, esa labor posterior a las redacciones y propuestas preliminares por grupos de especialistas de distintas disciplinas que nunca se comprendieron, se hablaron ni se esforzaron por comprender los alcances de los demás problemas sobre su propia área, y viceversa.

El desarrollo de un marco referencial superior que conceptualmente facilite a todo académico y profesional universitario el ubicarse en la problemática global o particular del fenómeno de desarrollo en que sus distintas disciplinas los forman, les permitirá profundizar en la naturaleza de los problemas de fondo y su asociación o interrelación directa e indirecta con tantos otros problemas que no estudia a fondo pues son objeto preferente de atención de otras carreras.

Podrá también distinguir la determinatividad que sobre todo ello tiene el fenómeno "mayor" de dirección y planificación general del Gobierno y del país, y particular de procesos sociopolíticos, instituciones y de los recursos humanos, materiales y logísticos en su poder, todo lo cual acrecentará en conjunto su capacidad de diagnosticar situaciones, de diseñar soluciones integrales y viables, y de ejecutarlas con simetría y eficacia.

Esto significaría que los problemas de cada familia o habitante por fin estarían siendo reconocidos y enfrentados unitaria e integralmente por grupos de funcionarios y de instituciones, y no unilateralmente y a cuentagotas como ocurre en la realidad, sin que ningún problema pequeño, mediano o grande, haya sido resuelto plenamente...

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